viernes, 12 de diciembre de 2014

EL FARO




EL FARO



Esta noche estoy en mi cuarto 
sintiéndome solo y triste.
Me parece que tanto se ha alejado
mi barco de la orilla 
que ya no podré volver a salvo.

Siento cómo los vientos
soplan fuerte y tratan 
de alejarme de mi refugio.
El dolor, el trabajo y la soledad
me alejan de Ti, Señor.

Pero hoy quiero luchar
y ya no quiero ocultarme,
lucharé y remaré, 
hasta alcanzar la orilla 
de esa playa serena, 
donde Tú eres 
el que dio vista al ciego,
voz al mudo, alegría al triste.

Tú mismo eres quien ordena
hoy a la tormenta:
¡Silencio! y ésta, te obedece.
En medio de mi noche 
levanto la voz a Ti, Señor,
y para hacer valer tu sacrificio
te entrego hoy toda mi zozobra.

Sopla en mí, Señor, tu Espíritu,
y llévame hacia Ti,
pues ya no quiero naufragar
y me aferro a tu Mano.

De esta forma hoy,
gracias a Tu Misericordia,
puedo ver tu luz y emprendo
mi camino de regreso a Ti, 
que eres el faro de mi vida.




Arturo Quirós Lépiz










¡Cómo no creer en Dios!


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